En el último año e incluso desde antes comenzó
la ola mundial en contra del maltrato animal y en pro de la naturaleza y del
medio ambiente; todo esto por las múltiples consecuencias que apenas echamos de
ver- algunos- sobre lo descuidado que estaba el hombre con respecto a su
habitad y lo irreversible de sus actos.
En Colombia: se comenzaron a denunciar casos
de maltrato en circos y en el ejército nacional; se hicieron más notorias las
organizaciones encargadas de adoptar animales; se realizó en muchas ciudades el proyecto de cambiar los caballos por motocarros y muchas otras campañas que siguen
gritándole al país que es hora de actuar.
Sin embargo, como en todo, habrá personas cero interesadas en el tema, esas mismas que no piensan en el futuro de las generaciones, las que consideran que la raza humana superior a las otras.[1]
Sin embargo, como en todo, habrá personas cero interesadas en el tema, esas mismas que no piensan en el futuro de las generaciones, las que consideran que la raza humana superior a las otras.[1]
Listo, no todos tenemos que estar pregonando lo que apoyamos en las redes
sociales, usando hashtags como “AmorPorLosAnimales”, para demostrar que los
respetamos; pero tampoco se tienen que cerrar en aceptar una realidad tan
simple como lo es el daño que causan en estos seres, que no están en igualdad
de condiciones solo por el hecho de actuar por instinto, mas no razonablemente
como se supone que lo hacemos los humanos.
Entonces es tan bajo nuestro nivel de tolerancia, que vamos por la vida oyendo pero haciéndonos los sordos cuando los demás tratan de explicarnos algo - de lo que demás que ya somos conscientes- solo porque a veces el orgullo no deja y esa bobadita que alguien menor te esté corrigiendo - cosa que todavía no le cabe en la cabeza a muchos mayores- ; son el tipo de problemas y de excusas para ser terco, testarudo e impulsivo a veces.
Entonces es tan bajo nuestro nivel de tolerancia, que vamos por la vida oyendo pero haciéndonos los sordos cuando los demás tratan de explicarnos algo - de lo que demás que ya somos conscientes- solo porque a veces el orgullo no deja y esa bobadita que alguien menor te esté corrigiendo - cosa que todavía no le cabe en la cabeza a muchos mayores- ; son el tipo de problemas y de excusas para ser terco, testarudo e impulsivo a veces.
El caso del joven Miguel Ángel Palacio, que por defender la vida de un perro, terminó perdiendo la suya, tiene conmocionado a Medellín y al país entero, estoy segura. Porque a los dolientes, a los que no nos interesa que tan cercana sea la víctima y nos importa simplemente por ser vida, nos sorprenden y nos seguirán sensibilizando situaciones como estas en las que por personas impacientes o violentas se arrebate una vida.
Son muchos los casos en diferentes contextos,
pero nos llevan a lo mismo y la parte más triste de todas es la que corresponde
a la justicia colombiana, que por la incompetencia de la ley, deja impune
juicio, tras juicio; a la espera de pruebas que ya no van a aparecer, a la
espera de otro acontecimiento que haga que todos nos olvidemos del anterior y
solo queden entre la resignación y el dolor, las voces tenues de los familiares
y cercanos que sufrieron la pérdida.
Y ya sé que hay que ver ambas caras de la historia, más cuando existen tantas versiones como las últimas que se han presentado. Pero la conclusión es igual, es incompresible que sucedan cosas como éstas, por querer hablar a los golpes y terminar matando a los mismos y todas bajo una constante "fue en defensa propia".
Estamos en el país de los extremos, un día
recordamos y apoyamos casos como éste, casi que luchamos contra la corriente de
un gobierno que nos maneja; para al otro día, ser manipulados por los medios de
comunicación que con cortinas de humo nos hacen olvidar de lo realmente importante,
la protección de la vida.
[1]
Considero pertinente aclarar,
que el hecho de que muchas personas piensen así al respecto, no quiere decir
que concluyo que sean las mismas que actúan correspondientemente, agrediendo
animales o perjudicando al medio ambiente.
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