El amor, el amor, ese que
es diferente. El romántico que te
envuelve a besos y te hace creer que todo es mejor amando. El que es por otro,
no de tu sangre, un desconocido que parece viejo amigo y se convierte en un
todo. Si piensan que estoy exagerando, entonces no me están entendiendo, eso no
es amor.
Hoy le escribo a ese
maldito que nos envenena, que es tan adictivo como el chocolate, el que nos
hace volvernos locos y es más loco que nosotros porque termina con lágrimas lo
que empezó siendo feliz. El amor no se aprende a llevar, ni a manejar, el amor
simplemente se vive. Y uno a la vez, porque el modo, la persona, siempre serán
diferentes, los amores no son iguales, definitivamente.
Si sufres una vez parece
no ser suficiente, porque ya te llenaran de motivos para derretirte nuevamente
entre momentos, olores, besos y promesas, siempre irresistibles. Pero antes de
que suceda eso, seguro, vas a estar
mejor que nunca contigo mismo, porque obvio no es que desees locamente un amor y llegue… no, no, no el amor es la grata
sorpresa de la vida para ponerte a prueba cuando más fuerte e invencible te
crees.
Total, esos amores no
tienen todo de malo, antes mucho de rico y bueno, son amores que llenan la vida
de emoción; que te hacen despertar lleno
de ilusiones idiotas que son respaldadas con sonrisas más bobas aun y
finalmente te hacen sentir la tonta más feliz del mundo –no lo tomen a mal,
quisiera ser esa tonta-.
En serio, qué más rico que estar en los gloriosos días
del amor y no en los que te dejan vuelto mierda. Entonces usted que está
viviéndolo, aproveche, viva los días con intensidad al lado de ese que ama.
Sino, prepárese, ya sabe que cuando mejor esté le llega la sorpresita del
destino y no hay fuerza que pueda con eso, porque “el amor todo lo puede”.
Mi vana y enojada conclusión –que de conclusión no
tiene nada- se divide en dos partes, la afirmación que todos conocemos: sabemos
que amamos a otro para luego volvernos mierda por él. Y la duda que dejo a su
criterio… no sé si somos inteligente ¿los que ignoramos las consecuencias? o por el contrario ¿lo son quienes prefieren
evitar la dicha de amar sin control, para no lastimarse?
PD: No sé si sus dudas son mis dudas, sus dilemas
similares a los míos, no sé mucho de ustedes como ustedes sí de mí; por ahora
sería bueno escuchar sus opiniones, sobre todo al respecto de la “conclusión
inquietante”.
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