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jueves, 12 de junio de 2014

Carta a los colombianos que vivimos este sueño


Siempre he sido muy patriota, me llena de emoción todo lo que se trate de mi tierra. Pero hoy es diferente, hoy me doy cuenta que no era un sueño,  que la ilusión de 48 millones de colombianos se hace realidad. Volvamos a los 80, años en los que el país no solo perdió  la oportunidad de ser el anfitrión del mundial, sino que tampoco participó en él y aparte del futbol, se inundaba de dolor por acontecimientos como la toma del Palacio de Justicia. Aunque todo no es malo, en las eliminatorias del 85 dejaron de jugar con la camiseta salmón, por fin usaron la bandera para el uniforme, y  luego llega Maturana a darle una nueva oportunidad al futbol colombiano a nivel internacional. 


Prontamente los 90 en los que participamos en los tres encuentros mundiales: Italia ‘90, Estados Unidos ‘94 y Francia ‘98; clasificaron con Maturana, clasificaron otra vez con Maturana y clasificaron por última vez hace 16 años con Hernán Darío Gómez. Y no solo los técnicos, porque está claro que no hubiese sido posible sin los grandes como “El Pibe”, Leonel Álvarez, Freddy Rincón, Leider Preciado, “El Tino Asprilla”, Andrés Escobar y las gloriosas manos de Higuita, Mondragón y Oscar Córdoba. No hubiese sido posible, sin todos esos jugadores que participaron en la nómina que nos representó en tres ocasiones consecutivas y dieron lo mejor de sí mismos por un país. 


No importa que Rumania nos haya derrotado en dos mundiales seguidos, pues para la clasificación del 94 derrotamos a Argentina con el inolvidable 5-0. Lamentablemente, no importó que todo el país estuviera unido por la misma causa, para arruinar la fiesta de la participación y además la vida de la familia de Andrés Escobar, el defensa que por un autogol  fue asesinado, responsabilidad que por lógicas razones y por declaraciones de la propia familia se le atribuye a la mafia de las apuestas. Son años que quedaron atrás, mas no en el olvido, pues son los que en el recuerdo mantuvieron viva la ilusión de volver a un mundial; sobre todo para la generación de los 90 –mi generación- pues apenas podíamos hablar o empezábamos a caminar, para cuando el país vivía tal emoción. 


Ahora podemos decir que sufrimos con el 3-3 contra chile, que clasificamos con Pekerman, que sufrimos por la lesión de Falcao, que rezamos cuando el balón va hacía el arco para que Cuadrado o James hagan la jugadita, que intentamos tener el sabor de Armero para celebrar los goles, que rezamos porque Ospina siempre los tape, que casi lloramos con Falcao en la rueda de prensa en la que afirmó que no va al mundial y también nos duele la ausencia de Perea y Muriel; pero sobre todo que damos gracias a todos los jugadores y personas que hacen posible el sueño de Brasil 2014.


Hay algo que me tiene realmente feliz, más allá de los partidos, los jugadores y de que sea mi primer mundial con Colombia; Eso que hay detrás, es el hecho de que el país futbolero que somos se va desvaneciendo entre el azul, el rojo, el verde, el blanco; entre la violencia de hinchas, barras, riñas, que se han llevado la vida de tantos jóvenes apasionados, que inocentes o no, llevan al extremo su amor por un equipo y terminan dividiendo nuestro país en distintos escudos  y en los que son apáticos a ellos. 


Para esta fecha el país se pinta e irradia de amarillo, azul y rojo, todos entonamos con respeto – y los pelitos de punta- el himno que escribió Núñez. Aquí no importa la minoría que no le gusta el futbol, porque es opacada por muchos, que más que nunca tenemos el corazón tricolor, los ojos iluminados por los 23 que nos representan en la cancha y los que están fuera de ella, porque creemos en la capacidad de ellos y porque –tristemente- con o sin Falcao, desde un principio no dudamos en que esta selección nos hará campeones –sin importar hasta qué punto lleguemos- porque calmar la sed de protagonismo y buenos comentarios de nuestro país en el exterior, la sed de triunfo internacional en el futbol, luego de 16 años, ya es mucho – Sin sonar a conformismo-. 


Hace pocas horas se inauguró el mundial Brasil 2014, en dos días tenemos nuestro primer partido y no nos queda más que vivir esta fiesta a la que somos invitados; que la celebración no se vuelva violencia, que no olvidemos la importancia de las elecciones; que nos “empeliculemos” lo que sea necesario, porque estamos ahí y seguramente podremos gritar, bailar, cantar los goles nuestros. 


Que esta aventura sea una hazaña única, para los que la vivimos por primera vez o para los que ya llevan muchas, claro que esperamos que sean más y consecutivas, pero no sabemos cuántos de los que están allá, la próxima no estarán y ellos y usted lo merecen, porque somos uno, somos  Colombia y esta patria sí que lo merece. 


PD: Me queda muy difícil nombrar a todos los jugadores, porque cada uno tiene o tuvo un papel muy importante para la selección en las diferentes oportunidades a las que me refiero, entonces me disculpo con ustedes si en algún punto mi favoritismo los molesta.


 Esta es una prueba más de lo que logra un suceso como el mundial de futbol y lo que logran ustedes como mis lectores, claro que sé –aunque no mucho- sobre esta nómina que me tocó, pero sobre las anteriores y su participación en dichos mundiales fue producto de ardua investigación y lectura.


Como siempre quedo pendiente de cualquier comentario –inquietud, sugerencia, felicitación- eso sí, después del mundial porque estaré muy ocupada disfrutando.
 

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